El pasado 27 de julio de 2019 la noticia asombró a los cibernautas. En redes sociales y diarios digitales se reportó que unos gemelos murieron al ser olvidados por su padre en Bronx, Nueva York.
¿Cómo eso fue posible? ¿Qué le pasó a ese papá? ¿En qué estaría pensando?, fueron muchos de los cuestionamientos que surgieron.
Otros simplemente se limitaron a decir, "eso no me pasa a mi..."
Y mientras veíamos ese escenario lejano, nunca nos imaginaríamos que algo similar se registraría en la tierra del Canal.
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Este 22 de agosto de 2019 el efecto fue similar en Belén, corregimiento de Tocumen, ciudad de Panamá. Un niña de cuatro años había muerto, pues su padre la dejó encerrada en el vehículo mientras trabajaba. Aunque la trasladaron al hospital, falleció por asfixia, según los galenos.
En la mayoría de los casos, esto suele ocurrir por un olvido de los padres, quienes horas después descubren horrorizados el terrible error que han cometido.
Es algo que podría pasarnos a todos, incluso al más amoroso, organizado y responsable de los padres.
Un promedio de 38 niños mueren después de ser abandonados en automóviles cada año en Estados Unidos.
No es difícil entender este tipo de reacciones negativas y juzgadoras: la noticia es fuerte, trágica, lamentable y dolorosa.
Desgraciadamente, por más organizados, amorosos, responsables, comprometidos, entregados, dedicados y disciplinados que seamos como padres, absolutamente nadie está exento de que esto pueda sucederle, y la razón, es más sencilla de lo que parece: somos humanos, y nuestra mente, no es 100% perfecta ni infalible.
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La ciencia lo explica: la mente humana no es perfecta
David Diamond, doctor en Filosofía y profesor de Psicología en la Universidad del Sur de Florida, ha dedicado 15 años a estudiar los motivos detrás de estos trágicos olvidos que han terminado en la muerte de bebés y niños pequeños.
De acuerdo con su investigación y estudios, los niños son olvidados en el coche por los siguientes motivos:
1. El conductor pierde conciencia de la presencia del niño en el coche
2. El conductor muestra una falla en el sistema de "memoria prospectiva" del cerebro
3. Intervienen eventos durante el trayecto, incluyendo factores estresantes y distracciones fuertes, que podrían contribuir a la causa de la falla de la memoria prospectiva, una competencia entre los sistemas del "hábito" y la "memoria prospectiva".
De acuerdo con la investigación de David, en todos los casos de padres que olvidaron a sus hijos dentro del coche hubo una falla en el sistema de memoria prospectiva del cerebro. Es decir, su capacidad o compromiso como padres, no tuvo nada que ver en estos trágicos sucesos.
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Factores comunes que terminan en este descuido
Tras los cientos casos que ha estudiado desde que comenzó su investigación, Davis explica que ha encontrado algunos factores que comúnmente se presentan cuando un padre olvida a su hijo en el coche: cambios en la rutina, estrés y privación del sueño.
En la mayoría de los casos en los que han muerto niños dentro de los coches, había ocurrido un cambio inusual en la rutina, en el que uno de los padres, que no acostumbraba llevaba al niño a la escuela o guardería, tuvo que hacerlo ese día por alguna razón.
Debido a que el cerebro reconoce la rutina de todos los días, el padre inconscientemente puede manejar directo a su trabajo, olvidándose por completo de que llevaba a su hijo en el coche.
A menos que hubiera alguna señal que se lo recordara, como ver un objeto del bebé o escucharlo, el cerebro del padre continuaría en modo de piloto automático e incluso, podría crear la falsa memoria de que su hijo está seguro en la guardería.
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Cuidado con el estrés y la falta de sueño
Aunque esto puede ocurrir bajo situaciones normales, la investigación de David ha encontrado que el estrés añadido, las distracciones grandes y la falta de sueño, son factores externos que aumentan la posibilidad de esta falla en la memoria, y que desafortunadamente, en estos casos ha terminado en situaciones trágicas.
Cuesta pensar que podemos ser capaces de olvidar a nuestros hijos encerrados en el coche.
Para la mayoría, aceptarlo significaría que admitimos que somos malos padres o que no estamos a la altura. Pero la realidad, es lo que menciona David: nuestro cerebro no es perfecto y puede tener fallas.
Tomado de: bebeymas.com